Nunca he sido de las personas que usan muchos accesorios, ni siquiera aretes, siempre encuentran la forma de hacerme sentir incómoda, y para colmo, mis dedos son muy chiquitos y no-bonitos como para usar anillos: esas fueron siempre mis excusas. Hace un tiempo vi que los anillos comenzaron a tomarse la escena, mientras más grandes y llamativos, mejor. Y por su puesto que con un gran anillo, viene una gran manicura.
Y así fuí enamorándome de estos aros con grandes piedras o personajes divertidos (por lo general animales) hasta lograr una mini-colección personal: